6 de mayo de 2025 – Ginebra – EFE.
En Suiza, se ha detectado la presencia de sustancias químicas comúnmente encontradas en los neumáticos de automóviles, que podrían ser perjudiciales para la salud humana, en varias frutas y verduras. Este hallazgo proviene de un estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), que advierte que la contaminación podría extenderse a otros países a través de la cadena alimentaria.
El estudio, dirigido por Florian Breider, jefe del Laboratorio Medioambiental de la EPFL, fue encargado por la Oficina de Seguridad Alimentaria y Veterinaria de Suiza. La investigación surgió después de que se detectaran rastros de estos aditivos en análisis similares realizados en Austria.
Para llevar a cabo la investigación, se analizaron más de un centenar de frutas y verduras comunes en los mercados y supermercados suizos. Se encontró que casi un tercio de las muestras contenían trazas de once sustancias químicas, como el 6PPD y 6PPD-quinona, que se usan como antioxidantes y para mejorar la durabilidad y elasticidad de los neumáticos.
Investigaciones previas en animales, específicamente roedores, han mostrado que estos compuestos pueden tener efectos negativos, como disminuir la fertilidad y provocar daños neurotóxicos o neuroinflamatorios. Sin embargo, aún no se sabe con certeza cuál es el impacto de la ingesta de estos químicos en los seres humanos.
Breider destacó que, aunque no se sabe cómo los humanos metabolizan estas sustancias, es fundamental investigar el tema debido a la exposición generalizada a estos compuestos. También indicó que es muy probable que otros países cercanos a Suiza y Austria estén igualmente expuestos al riesgo de consumir estos químicos a través de sus alimentos.
El desgaste de los neumáticos en las carreteras libera estas sustancias al aire, que luego pueden llegar a cuerpos de agua como ríos y lagos. Además, los animales pueden verse afectados por la inhalación de los compuestos o al consumir agua contaminada. Investigaciones previas han estimado que cada año se liberan hasta seis millones de toneladas de estos aditivos en el medio ambiente, y que conductores que frenen o aceleren bruscamente contribuyen a aumentar la liberación de estos químicos.
