3 de junio de 2025 – Salud – Agencias.
Un nuevo estudio publicado en la revista *Neurology* encontró que las personas que consumen grandes cantidades de alimentos ultraprocesados —como cereales azucarados, galletas y salchichas— pueden tener más probabilidades de desarrollar signos tempranos de la enfermedad de Parkinson, en comparación con quienes los consumen en menor cantidad.
La investigación no demuestra que estos alimentos causen directamente el Parkinson, pero sí establece una relación clara entre su consumo elevado y los síntomas tempranos de la enfermedad. Estos signos pueden aparecer muchos años antes del diagnóstico y corresponden a la etapa “prodrómica” de la enfermedad, cuando aún no hay temblores ni dificultades motrices evidentes, pero el cerebro ya empieza a cambiar.
El autor del estudio, el Dr. Xiang Gao, afirmó que una dieta saludable se asocia con menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Su investigación sugiere que comer en exceso productos como refrescos azucarados o snacks empaquetados puede acelerar la aparición de señales tempranas del Parkinson.
El estudio incluyó a 42,853 personas sin Parkinson al inicio, con un seguimiento de hasta 26 años. Los participantes pasaron exámenes médicos regulares, completaron cuestionarios de salud y registraron su consumo alimenticio cada dos a cuatro años. Los síntomas evaluados incluyeron problemas de sueño, visión, olfato, ánimo y dolor físico.
Se consideraron ultraprocesados productos como salsas, snacks salados, dulces empaquetados, embutidos y postres lácteos. Una porción equivalía, por ejemplo, a una lata de refresco, una salchicha o una cucharada de kétchup. Los participantes se dividieron en cinco grupos según la cantidad diaria promedio consumida.
Quienes comían 11 o más porciones diarias tenían 2.5 veces más probabilidades de presentar tres o más señales tempranas del Parkinson que quienes consumían menos de tres porciones al día. La relación fue clara con casi todos los síntomas, excepto el estreñimiento. Aunque el estudio tiene limitaciones —como depender de datos autodeclarados—, sus autores sugieren que reducir alimentos procesados podría beneficiar la salud cerebral.
