24 de junio de 2025 – Salud – Agencias.
Científicos del Instituto de Inmunología de La Jolla (LJI) han descubierto que las células T podrían ayudar a detectar la enfermedad de Parkinson muchos años antes de que aparezcan los síntomas motores. Estas células, fundamentales en la defensa del organismo contra enfermedades, a veces atacan por error a tejidos sanos en lo que se conoce como “fuego amigo”. Este tipo de actividad es común en enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal.
Recientemente, investigadores del LJI han encontrado indicios de que las células T también podrían participar en el desarrollo del Parkinson. En el laboratorio del profesor Alessandro Sette, se identificó que muchas personas con esta enfermedad presentan células T que reaccionan ante proteínas cerebrales específicas, como la alfa-sinucleína y PINK1. Estos hallazgos refuerzan la idea de que las células T tienen un papel en la enfermedad, aunque aún no estaba claro en qué momento de su evolución comienzan a intervenir.
Una nueva investigación ha revelado que la actividad potencialmente perjudicial de las células T alcanza su punto máximo durante la fase prodrómica del Parkinson, es decir, años antes de que se realice un diagnóstico formal. Esto sugiere que la respuesta inmunitaria de las células T podría ser un marcador útil para identificar la enfermedad en sus etapas más tempranas, cuando aún no hay síntomas evidentes. Detectar la enfermedad en esta fase podría mejorar significativamente el pronóstico de los pacientes.
El estudio analizó la reactividad de células T en voluntarios con alto riesgo de desarrollar Parkinson. Estos participantes presentaban factores genéticos y síntomas precoces como alteraciones en el sueño REM y pérdida del olfato. Mediante una técnica llamada Fluorospot, los investigadores pudieron determinar qué voluntarios tenían niveles elevados de células T que reaccionaban ante proteínas cerebrales y cuándo se manifestaba esta actividad.
Los resultados mostraron que estas células T dañinas aparecen mucho antes de que se detecten síntomas motores. La reactividad a la proteína PINK1 era especialmente alta antes del diagnóstico. A pesar de ello, los investigadores advierten que estos resultados no prueban que las células T sean responsables directas de la inflamación en el Parkinson. Aún no se sabe si la autoinmunidad causa el daño neurológico o si es una consecuencia del mismo.
Este hallazgo podría ayudar en el desarrollo de herramientas diagnósticas tempranas. Mientras tanto, los científicos del LJI continúan buscando maneras de bloquear la inflamación y proteger las neuronas. También estudian si existen células T que podrían tener un efecto protector contra la inflamación. Además, planean aplicar este enfoque a otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, donde también es clave identificar etapas tempranas de la enfermedad.
