5 de diciembre de 2025 – Miami (EE.UU.) – EFE.
Amnistía Internacional (AI) emitió una denuncia contundente respecto a la tortura sistemática y las desapariciones forzadas que, según la organización, sufren los migrantes confinados en los centros de detención de Alligator Alcatraz y Krome en Florida, antes de ser deportados. El informe de la organización de derechos humanos subraya que quienes están detenidos allí son sometidos a un trato cruel de forma deliberada, lo cual incluye la negación de alimentos nutritivos y la restricción al acceso de atención médica adecuada, calificando estas circunstancias como “condiciones inhumanas”.
La organización alertó específicamente sobre un método de tortura conocido como “la jaula”. Este castigo consiste en encerrar a los migrantes en una pequeña celda al aire libre por períodos prolongados, forzándolos a soportar el intenso sol de Florida y quedando expuestos a picaduras de mosquitos. Los testimonios que AI logró recolectar evidencian que esta medida se aplicaba como represalia cada vez que un detenido intentaba ejercer o reclamar sus derechos. La directora de Derechos de los Refugiados y Migrantes de AI en Estados Unidos, Amy Fischer, afirmó a EFE que tal práctica constituye tortura según los parámetros del derecho internacional.
La investigación sobre Alligator Alcatraz reveló un panorama de condiciones de vida insalubres y degradantes. Los detenidos reportaron inodoros desbordándose, el limitado acceso a duchas, la constante exposición a insectos sin medidas de protección, la iluminación artificial encendida las 24 horas, y la provisión de comida y agua de baja calidad, sumado a una completa falta de privacidad. Un hallazgo crítico del informe es que este centro no está integrado a los registros públicos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), lo que impide que la ubicación de los detenidos sea conocida y dificulta su localización por parte de sus familiares o representantes legales.
AI concluyó que la ausencia de registro y el confinamiento de personas en régimen de incomunicación, tal como sucede en Alligator Alcatraz, son equivalentes al crimen de desaparición forzada. Además de este centro, las pesquisas se extendieron al centro de detención de Krome, ubicado en el sur de Miami, donde la situación no era mejor. Allí, los reclusos también enfrentan condiciones inhumanas y la negación de atención médica, con reportes de varias muertes entre los migrantes. Fischer relató el caso de un hombre con una fractura que, al solicitar asistencia médica, fue aislado en confinamiento solitario en lugar de ser tratado.
En ambas instalaciones, el acceso a la justicia es seriamente limitado. Se les niega a los migrantes la posibilidad de comunicarse con abogados o disponer de intérpretes. De manera coercitiva, se les presiona para que firmen documentos de salida voluntaria del país sin contar con el debido asesoramiento legal. La financiación para la construcción y operación de estos centros ha sido provista por el gobierno de Florida, utilizando fondos de la División de Gestión de Emergencias, recursos que típicamente se reservan para desastres naturales, mientras el estado ha recortado miles de millones de dólares de programas sociales esenciales.
El funcionamiento de Alligator Alcatraz y Krome ha sido controvertido desde sus inicios. El primer centro ha enfrentado litigios por su ubicación en el corazón del humedal de los Everglades, y a pesar de una orden judicial inicial para detener las obras, esta fue suspendida por un tribunal de apelaciones. En Krome, en junio pasado, los detenidos formaron un “SOS” con sus cuerpos para pedir ayuda, denunciando hacinamiento, pues el centro operaba al 300% de su capacidad. La publicación de este informe se alinea con una exhibición de arte que AI lleva a cabo en Miami, buscando denunciar estas atrocidades y reunir firmas para una petición que exija el cierre de Alligator Alcatraz.
