13 de marzo de 2025 – Nueva York – EFE.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido recurrir a una ley de 1798 que le otorga el poder de detener o deportar a personas extranjeras sin necesidad de juicio. Esta ley, conocida como la Ley de Enemigos Extranjeros, será invocada este viernes con el fin de acelerar las deportaciones masivas. Según medios locales, fuentes cercanas a la administración confirmaron esta acción.
La medida ha sido discutida varias veces dentro del gobierno de Trump, ya que el presidente mencionó en su campaña electoral, que se centró en temas de inmigración, y en su discurso inaugural que tenía la intención de utilizar esta ley. La decisión de invocar la Ley de Enemigos Extranjeros forma parte de un esfuerzo más amplio para reforzar las políticas de inmigración de su gobierno.
En su discurso de posesión, Trump expresó su intención de utilizar esta ley para combatir las pandillas extranjeras y las redes criminales que, según él, afectan la seguridad de Estados Unidos. Aseguró que este paso permitiría usar todo el poder de las leyes federales y estatales para eliminar estas amenazas, un mensaje que ha sido central en su agenda desde su llegada al poder.
Aunque los detalles de cómo se implementará esta medida aún no se han aclarado, la ley no solo afectaría a los migrantes provenientes de la frontera sur con México, sino también a otros extranjeros. Un ejemplo citado es el caso de Mahmoud Khalil, un palestino acusado de terrorismo por presuntamente apoyar a Hamás, cuya detención y posible deportación han generado protestas en Nueva York.
La Ley de Enemigos Extranjeros ha estado inactiva durante muchas décadas. La última vez que se utilizó fue durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se aplicó para detener a estadounidenses de origen japonés en uno de los episodios más oscuros de racismo en la historia reciente del país.
Este recurso a una ley tan controvertida ha generado preocupación por su impacto en las comunidades extranjeras y el posible abuso de poder, además de levantar recuerdos dolorosos de periodos de discriminación y violaciones de derechos humanos en la historia de Estados Unidos.
