17 de junio de 2025 – Salud – Agencias.
Una cápsula ingerible desarrollada por investigadores del MIT permite liberar lentamente medicamentos en el estómago durante una semana, eliminando la necesidad de tomar dosis diarias. Esta tecnología fue diseñada para ayudar a personas con esquizofrenia, enfermedades psiquiátricas y crónicas como la hipertensión y el asma, que muchas veces tienen dificultades para seguir un tratamiento diario.
Durante un ensayo clínico de fase 3 liderado por Lyndra Therapeutics, una empresa derivada del MIT, se probó esta cápsula con risperidona, un medicamento común para la esquizofrenia. Los resultados mostraron que el tratamiento semanal mantenía niveles estables del fármaco en el cuerpo y controlaba los síntomas de manera tan eficaz como las dosis diarias. El estudio fue publicado en la revista Lancet Psychiatry.
El sistema utiliza una cápsula del tamaño de una multivitamina que, una vez en el estómago, se expande en forma de estrella para liberar el medicamento gradualmente. Esta estructura impide que el dispositivo salga del estómago antes de completar la liberación del fármaco. Luego de una semana, las partes del dispositivo se separan y salen naturalmente del cuerpo.
La cápsula se probó con 83 pacientes en cinco centros de Estados Unidos. De ellos, 45 completaron las cinco semanas del estudio, tomando una cápsula por semana. Se observó un aumento inicial en los niveles del medicamento en la sangre, seguido por una disminución lenta, manteniéndose dentro del rango terapéutico todo el tiempo.
Los síntomas de los pacientes se mantuvieron estables según la escala PANSS, que se usa para evaluar la esquizofrenia. Los efectos secundarios fueron leves, como reflujo ácido y estreñimiento, y no persistieron. Los investigadores consideran estos resultados como un avance significativo en la administración de medicamentos por vía oral.
Los desarrolladores planean realizar estudios de fase 3 más amplios antes de solicitar la aprobación de la FDA para el uso de esta cápsula con risperidona. También están trabajando en estudios iniciales para adaptar esta tecnología a otros medicamentos, como anticonceptivos. El equipo del MIT celebra que esta idea, concebida hace más de una década, esté cerca de convertirse en una opción real para mejorar el tratamiento de enfermedades crónicas.