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Pescador peruano sobrevive 95 días a la deriva, agradecido por su madre

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Pescador peruano sobrevive 95 días a la deriva, agradecido por su madre
Pescador peruano sobrevive 95 días a la deriva, agradecido por su madre

17 de marzo de 2025 – Lima – EFE.

El 6 de diciembre de 2024, Máximo Napa, un pescador peruano experimentado, partió del puerto de Marcona, en el sur de Perú, para navegar por aguas que conocía tan bien como su propio hogar. Sin embargo, diez días después, un fuerte temporal desvió su embarcación y lo dejó a la deriva, iniciando una odisea de 95 días en el mar.

A pesar de las difíciles condiciones, Napa logró sobrevivir gracias a la imagen de su madre, que le dio la fuerza para aferrarse a la vida. “Lo único que quiero es llegar a Pisco, a mi madre, porque por ella me aferré a la vida”, explicó al canal América Televisión después de ser rescatado y recibir el alta médica.

El contacto con el mundo exterior se perdió el 21 de diciembre, y no fue hasta el 11 de marzo que fue rescatado por un gran barco pesquero en aguas ecuatorianas, a unos 1,000 kilómetros de su punto de partida. La noticia de su rescate rápidamente llegó a su familia en la región de Ica, de donde él provenía.

Tras su rescate, Napa fue trasladado a su ciudad natal de Pisco, donde se reunió con su madre en un emotivo reencuentro. Este momento puso fin a una experiencia en la que el pescador cruzó los límites de la supervivencia, habiendo luchado con fuerzas que pensó que ya no tenía.

“Fue un milagro, 95 días, después de un mes sin nada, pensé que ya todo había terminado para mí”, recordó Napa, quien sobrevivió en condiciones extremas. A lo largo de su viaje, pensaba en su madre, sus hijos y su nieta, a quien había conocido antes de partir en su último viaje de pesca.

Durante su tiempo a la deriva, Napa se alimentaba de lo que podía conseguir. Cuando llovía, aprovechaba para beber agua, y cuando tenía suerte, pescaba algo o comía tortugas y cucarachas que se subían a su bote. “A veces un pescado subía al bote y eso me lo comía. Un ave que no sé cuál era también me lo comí”, narró.

La historia de Napa continuó de puerto en puerto: tras ser rescatado por el barco pesquero, fue llevado a Ecuador, donde luego fue trasladado a Paita. Allí fue recibido por su hermano, con quien se fundió en un emotivo abrazo, antes de ser enviado al hospital de Piura para recibir atención médica urgente.

En el hospital, Napa fue tratado por deshidratación y estuvo varios días sin poder caminar. La pesadilla que vivió a bordo del ‘Catón II’, su pequeño esquife, quedaba atrás, y comenzaba una nueva etapa de su vida.

El rescate de Napa fue posible gracias a la vigilancia de un buque pesquero que lo encontró a 680 millas de la costa, alertado por las gaviotas que sobrevolaban su bote. Fue entonces cuando Napa fue descubierto en estado crítico, pero aún con vida.

Al regresar a la vida, Napa expresó su gratitud por la oportunidad que Dios le había dado. “De nuevo a la vida, Dios me ha dado una oportunidad más”, celebró con una sonrisa tras haber superado las adversidades más extremas.

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