22 de mayo de 2025 – Nueva York – EFE.
El Gobierno de Estados Unidos ha exigido a la Universidad de Harvard que entregue información detallada sobre protestas y posibles actos violentos en los que hayan participado sus estudiantes extranjeros, otorgándole un plazo de 72 horas para hacerlo si desea recuperar la autorización para matricular alumnos internacionales. Esta medida forma parte de una decisión anunciada por la Administración del presidente Donald Trump, que revocó dicho permiso a la institución.
En una carta enviada por la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, se explicó que Harvard podría restablecer su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio si cumplía con ciertas condiciones, entre ellas la entrega de material audiovisual relacionado con protestas en las que hubieran estado involucrados alumnos con visas J1 o F durante los últimos cinco años.
El DHS especificó que busca evidencias de actividades catalogadas como ilegales o violentas, tanto dentro como fuera del campus. Estas exigencias se enmarcan en un contexto más amplio en el que la Administración Trump ha intensificado su discurso contra lo que considera comportamientos antiamericanos y antisemitas en los centros universitarios del país.
Kristi Noem subrayó que esta medida es parte de una estrategia más amplia del Gobierno para hacer cumplir la ley y combatir lo que considera ideologías dañinas dentro del ámbito académico, como el antisemitismo y el antiamericanismo. Según sus palabras, el caso de Harvard sirve como advertencia para otras universidades del país.
En un comunicado oficial, el DHS afirmó que Harvard ha permitido conductas intimidatorias y agresiones físicas por parte de grupos que calificó como “agitadores proterroristas”, lo que ha generado un entorno hostil para estudiantes judíos. Por esta razón, se ha ordenado que los alumnos extranjeros actuales se transfieran a otras instituciones o perderán su estatus legal.
La tensión entre la universidad y el Gobierno ha ido en aumento, especialmente después de que Harvard presentara una demanda contra la Administración republicana para recuperar fondos federales congelados. Este conflicto se enmarca en una serie de acciones del Gobierno contra universidades como Columbia y Princeton, acusadas de antisemitismo y de restringir la libertad de expresión bajo el pretexto de la diversidad ideológica.
