13 de octubre de 2025 – Leópolis – EFE.
La reciente andanada de ataques rusos contra la infraestructura eléctrica ucraniana ha sido resistida con éxito hasta ahora, provocando solo interrupciones de emergencia en el suministro que fueron rápidamente subsanadas, devolviendo la electricidad a millones de hogares. A diferencia de la campaña de bombardeos de hace tres años, que sumió a grandes ciudades en la oscuridad por días, la red de distribución y generación no experimentó una caída masiva. Aunque muchos usuarios en regiones como Kiev y Odesa sufrieron cortes temporales, las labores de reparación lograron restablecer el servicio en la mayoría de los casos en cuestión de horas; algunas grandes ciudades, como Leópolis, ni siquiera experimentaron interrupciones.
Esta mejor resiliencia se atribuye a una preparación superior de la infraestructura eléctrica, según Volodímir Omelchenko, experto en energía. Los progresos se deben a la experiencia acumulada por los técnicos ucranianos, el soporte y equipamiento proporcionado por los aliados de Ucrania y la mejora de los sistemas de defensa antiaérea. Además, las reparaciones han demostrado ser más efectivas de lo esperado, recuperando una porción significativa de la capacidad de generación perdida, mientras que la demanda de electricidad sigue baja debido a la disminución de la actividad industrial y la emigración.
Un factor crucial en la estabilidad del sistema es que todos los reactores nucleares controlados por Kiev continúan operando a plena capacidad tras las labores de mantenimiento, a diferencia de otras fases del conflicto. Rusia ha evitado hasta ahora atacar estas instalaciones, centrándose en otros tipos de centrales. A esto se suma el aumento de 1,2 gigavatios de capacidad de generación descentralizada instalada durante la guerra; al estar dispersa, esta infraestructura es más difícil de alcanzar que las grandes centrales termoeléctricas o hidroeléctricas. Para estabilizar el suministro tras los ataques, las empresas energéticas han desplegado grandes acumuladores de energía, haciendo improbable, según Omelchenko, que el país sufra un déficit severo de generación incluso si los ataques rusos se intensifican con la llegada del frío.
A pesar de las mejoras, la protección de las infraestructuras críticas sigue siendo un desafío. Aunque el equipamiento clave está protegido con estructuras para amortiguar el impacto de los drones, la efectividad de estas ha sido limitada contra misiles, que pueden destruir objetivos bien fortificados. El presidente Volodímir Zelenski incluso ha criticado a las autoridades locales, como las de Kiev, por la supuesta negligencia en la protección de estas instalaciones, instando a incrementar los esfuerzos. Un ingeniero de Kiev, Dmitró Makogon, señaló que incluso un dron con una carga explosiva considerable es una amenaza capaz de penetrar estructuras de cemento, si bien un comandante de la Guardia Nacional resaltó la magnífica labor de la defensa aérea bajo circunstancias difíciles.
La principal amenaza radica en la evolución de las tácticas rusas. El viceministro de Energía, Artem Nekrasov, explicó que, a diferencia de los ataques dispersos de 2022 y 2024, Rusia ahora concentra un gran volumen de misiles y drones en un número menor de infraestructuras, especialmente en las regiones de frontera y del frente, donde las defensas aéreas tienen menos tiempo de reacción.
Ante esta situación, el Gobierno ucraniano ha solicitado a sus aliados más defensas aéreas y material esencial para mitigar los daños de los bombardeos rusos, a los que también responden con sus propios ataques de largo alcance.