17 de diciembre de 2025 – Ciudad de México – EFE.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México informó que los volúmenes pendientes de agua destinados a Estados Unidos, bajo el marco del Tratado de 1944, pueden cubrirse antes de octubre de 2030. El gobierno mexicano aseguró que este compromiso no pone en riesgo el suministro interno, ya que el abastecimiento para el consumo de la población y las labores del sector agrícola se encuentra plenamente garantizado en todo el territorio nacional.
De acuerdo con la normativa binacional, México debe entregar una cantidad específica de agua proveniente de seis afluentes, pero el convenio permite flexibilidad ante situaciones climáticas extremas. Debido a que el artículo cuarto contempla la posibilidad de sequías extraordinarias, los volúmenes no entregados en un periodo determinado pueden reponerse durante el ciclo de cinco años siguiente, proporcionando un margen legal para manejar la escasez de recursos naturales.
Durante el periodo comprendido entre 2020 y 2025, la cuenca del río Bravo enfrentó condiciones de sequía sin precedentes, lo que impidió que México completara su cuota de entrega habitual. Ante esta situación, las autoridades mexicanas se amparan en las cláusulas del tratado que permiten trasladar el faltante al nuevo ciclo que concluye en 2030, utilizando este tiempo adicional para regularizar la situación hídrica con el país vecino sin desatender las necesidades locales.
Para optimizar la administración del recurso en la zona fronteriza, el gobierno está implementando programas de tecnificación y conservación en diversos distritos de riego de Tamaulipas y Chihuahua. Recientemente, gracias a la temporada de lluvias, se acordó la liberación de 249 millones de metros cúbicos de agua que ya estaban disponibles, demostrando la voluntad de cumplimiento dentro de las capacidades de infraestructura existentes y respetando los límites estipulados en el acuerdo internacional.
El anuncio se produce tras un periodo de tensiones diplomáticas generadas por las exigencias de la administración estadounidense, que había condicionado la política comercial a la entrega inmediata de los recursos pendientes. En respuesta, se está diseñando un plan de entregas detallado para el ciclo actual, el cual deberá ser ratificado por ambas naciones a finales de enero de 2026, buscando equilibrar las demandas externas con la realidad climática de la región.
El Tratado de Aguas de 1944 establece un intercambio recíproco donde Estados Unidos envía agua del río Colorado y México hace lo propio con el río Bravo. A pesar de las presiones políticas actuales por los daños económicos reportados por productores estadounidenses, México mantiene su postura de gestionar el recurso de forma responsable y sostenible, priorizando siempre la seguridad hídrica de sus ciudadanos antes de proceder con las transferencias internacionales.
































