21 de abril de 2025 – Ciudad de México – EFE.
Miles de personas se reunieron en la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México tras la noticia del fallecimiento del papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano. Su mensaje de paz y humildad caló hondo en el pueblo mexicano, que acudió en masa a despedirse de una figura espiritual muy querida. La noticia conmovió al país entero y generó una fuerte movilización hacia uno de los templos más sagrados del catolicismo en América Latina.
Desde el Estado de México, Ramiro Escamilla y su esposa Rosaura decidieron viajar a la capital tan pronto como supieron del fallecimiento del papa. Fue su hijo quien, en plena madrugada, les informó del suceso. Conmovidos por la noticia, iniciaron su trayecto hacia la Basílica con la intención de rendir homenaje al líder espiritual cuya figura marcó sus vidas profundamente.
Escamilla compartió que, al igual que ellos, muchas personas se desplazaron desde municipios cercanos, como Chimalhuacán, para asistir a la misa celebrada en honor a Francisco. Portando un cuadro de la virgen de Guadalupe, relató cómo la multitud reflejaba el profundo dolor compartido por la pérdida del papa. La ceremonia religiosa fue vista como un acto de unión y fe colectiva.
Lupita Mazón, proveniente del estado de Puebla, ya tenía pensado visitar la Basílica con su nieta, pero al conocer la noticia, adelantó su viaje. Relató con tristeza que mantenía la esperanza de que el papa se recuperara, aunque aceptó que “solo Dios sabe cuándo nos toca partir”. Su emoción reflejaba el sentir de muchos creyentes ante la partida del pontífice.
El Vaticano informó que Francisco falleció en Roma a causa de un ictus que le provocó un coma y un paro cardíaco irreversible. En México, el arzobispo Carlos Aguiar Retes convocó una misa que llenó la capilla Mariana, misma donde el papa ofició una eucaristía en 2016. En su homilía, Aguiar recordó que Francisco consideraba este templo como uno de sus lugares predilectos.
Finalizada la ceremonia, la madre católica Lorena Arteaga expresó conmovida que el papa dejó un legado imborrable tanto en vida como en su partida. Dijo que Francisco murió como vivió: en servicio a los demás, incluso dando su última bendición en Pascua. Su ejemplo la llevó a reflexionar sobre su propia fe. A las afueras, peregrinos como Esther Martínez, una turista peruana, se mostraban impactados por la magnitud de la devoción, destacando el dolor compartido por millones de cristianos ante esta pérdida.