27 de agosto de 2025 – Salud – Agencias.
Un estudio dirigido por la investigadora española Sara Bandrés-Ciga confirma que el sistema digestivo y el cerebro están más conectados de lo que se creía. La investigación revela que las personas con trastornos intestinales crónicos tienen hasta el doble de probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson.
Sara Bandrés-Ciga, directora de neurogenética en los Institutos de Salud de Estados Unidos, codirigió este amplio estudio, que utilizó datos de tres grandes biobancos de salud de Reino Unido, Escocia y Finlandia, así como la contribución del científico español Armando Reyes. Los hallazgos se publicaron en la revista científica Science Advances.
La investigadora explicó que el sistema digestivo tiene su propio “segundo cerebro”, el sistema nervioso entérico, que influye directamente en el cerebro principal. Partiendo de esta premisa, el equipo analizó datos de salud de los biobancos desde el año 2000 para explorar la relación entre las alteraciones digestivas y la neurodegeneración.
Los investigadores consideraron 155 diagnósticos metabólicos, digestivos, nutricionales y endocrinos que afectan el eje intestino-cerebro, incluyendo gastritis, colitis, estreñimiento crónico y síndrome del intestino irritable. También incorporaron análisis genéticos y proteómicos de más de 487,000 personas.
Los resultados mostraron que las personas con trastornos intestinales persistentes, como colitis no infecciosa, gastritis y esofagitis, tenían una mayor tasa de desarrollo de alzhéimer o párkinson. Estas correlaciones se replicaron en períodos de 5, 10 y 15 años.
La investigadora concluye que cuidar del intestino puede ser una estrategia preventiva importante. Mejorar los trastornos crónicos del intestino podría reducir la inflamación y los desequilibrios metabólicos que influyen en la función cerebral, lo que podría ayudar a disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas en el futuro.