31 de marzo de 2025 – San José – EFE.
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) de Costa Rica aumentó este lunes las alertas debido a la constante actividad del volcán Poás, que ha estado emitiendo gases y ceniza. Aunque estos eventos no han causado víctimas ni daños materiales importantes, la actividad sigue siendo considerable.
En su informe, la CNE indicó que el volcán sigue expulsando ceniza y gases de manera significativa, con erupciones de gran energía que superaron la altura del cráter durante el fin de semana. La actividad sísmica en la zona, la deformación del terreno y otras características típicas de un volcán en fase activa continúan presentes.
Debido a esta situación, la CNE elevó la alerta para el Parque Nacional Volcán Poás y la localidad de Toro Amarillo en Sarchí, Alajuela, pasando de nivel amarillo a naranja. El parque sigue cerrado al público como medida de precaución, y la comunidad más cercana al volcán también se encuentra bajo vigilancia.
Por otro lado, la CNE mantuvo la alerta verde en varios cantones de Alajuela, como Poás, Grecia, Naranjo, Río Cuarto, Zarcero y Sarchí, excepto en Toro Amarillo, que se encuentra más cerca del volcán. Estos cantones están bajo vigilancia debido a que el viento está dirigiendo la ceniza hacia esa zona.
El volcán Poás ha sido uno de los más activos de Costa Rica, y durante marzo su actividad eruptiva ha aumentado. El sábado pasado se registró una erupción significativa que generó una columna de gases de un kilómetro sobre el cráter, seguida de otra erupción el lunes con una columna de 600 metros.
La CNE ha destacado el alto potencial explosivo del volcán, la frecuencia de los pulsos y el lanzamiento de rocas, además de la continua emisión de gases. Se ha confirmado que se ha acumulado una capa de ceniza considerable hacia el oeste del cráter, lo que podría generar lahares si llueve en la zona.
El volcán Poás se encuentra a unos 60 kilómetros de San José y su cráter está a 2.708 metros de altura. Este volcán es uno de los más visitados de Costa Rica debido a su actividad constante, lo que atrae a numerosos turistas cada año. Sin embargo, el parque nacional ha tenido que ser cerrado en varias ocasiones, como ocurrió entre 2017 y 2018, cuando estuvo cerrado durante 16 meses debido a la continua emisión de gases y ceniza. Esto afectó a las comunidades cercanas que dependen del turismo.