1 de julio de 2025 – Salud – Agencias.
La exposición prolongada a la contaminación por partículas finas puede dañar silenciosamente el músculo del corazón, según revelan imágenes por resonancia magnética, lo que podría preparar el terreno para una futura insuficiencia cardíaca. Investigadores canadienses encontraron que incluso niveles considerados “seguros” de PM2.5 aumentaron la fibrosis miocárdica, tanto en personas sanas como en pacientes con miocardiopatía, especialmente en mujeres, fumadores y personas con hipertensión.
Respirar aire contaminado podría estar causando más daño al corazón de lo que se creía, incluso en individuos sanos. Un nuevo estudio con imágenes avanzadas de resonancia magnética cardíaca descubrió que la exposición prolongada a la contaminación está relacionada con signos tempranos de daño cardíaco, específicamente fibrosis miocárdica, una forma de cicatrización que puede desarrollarse sin síntomas y derivar en insuficiencia cardíaca.
La enfermedad cardíaca sigue siendo la principal causa de muerte en el mundo, y la mala calidad del aire ha sido durante mucho tiempo un factor de riesgo. Sin embargo, hasta ahora no se entendía claramente qué ocurre dentro del corazón al inhalar aire contaminado. Los investigadores querían entender qué procesos a nivel del tejido explican el mayor riesgo cardiovascular asociado con la contaminación.
Para el estudio, los científicos utilizaron resonancia magnética cardíaca para observar el daño en el tejido del corazón, enfocándose en las partículas PM2.5, presentes en emisiones vehiculares, industriales y humo de incendios forestales. Estas diminutas partículas pueden penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo. El análisis incluyó a 694 personas, tanto sanas como con miocardiopatía dilatada, y mostró que una mayor exposición a PM2.5 se relacionó con más fibrosis miocárdica.
Los efectos más marcados se observaron en mujeres, fumadores y personas con presión arterial alta. El estudio sugiere que la contaminación del aire es un factor de riesgo cardiovascular que no se captura con predictores clínicos tradicionales. Conocer la exposición a la contaminación podría mejorar la evaluación del riesgo cardíaco, especialmente en personas que trabajan al aire libre o viven en zonas con mala calidad del aire.
Los niveles de contaminación registrados en el estudio estaban por debajo de muchas pautas internacionales, lo que refuerza la idea de que no hay un nivel seguro de exposición. Los investigadores señalan que se necesitan medidas de salud pública para reducir aún más la exposición a largo plazo. Además, destacan el papel que la imagenología médica puede tener en la detección de los efectos de factores ambientales en la salud de los órganos.