7 de marzo de 2025 – Ciudad de México – EFE.
En México, el estigma sobre el aborto sigue prevaleciendo dentro de las instituciones sanitarias, lo que pone en riesgo la vida de las mujeres y personas gestantes. Este problema debe ser abordado como un servicio médico, no como un delito que depende de las condiciones legales, según lo expresó personal de salud en el marco del Día Internacional de la Mujer.
A pesar de que han pasado 18 años desde la despenalización del aborto libre hasta las 12 semanas en Ciudad de México, el estigma y la criminalización social siguen siendo una barrera significativa. Karla Figueroa, ginecobstetra, explicó que esto genera miedo entre el personal de salud, lo que a menudo lleva a la negativa de brindar el servicio. Muchos profesionales prefieren declararse objetores de conciencia, lo que les permite evitar el procedimiento, o retrasan el servicio para trasladarlo a otro lugar.
El problema no solo es el estigma social, sino también la falta de recursos y medicamentos, lo que provoca demoras en la atención. En muchos casos, las mujeres tienen que esperar varios días para recibir el servicio, lo que las lleva a buscar alternativas privadas para asegurar su derecho al aborto. Figueroa, fundadora de Gineclinic en Ciudad de México, destacó que esta situación afecta a las mexicanas que buscan un servicio seguro.
Aunque Ciudad de México despenalizó el aborto hasta las 12 semanas en 2007 y 21 estados más han seguido esta normativa desde 2019, el procedimiento sigue siendo permitido en todo el país en casos de violación. Sin embargo, la desinformación hace que muchas mujeres sigan viajando a la capital para obtener un procedimiento seguro, aunque no todas tienen acceso a ello.
María Eréndira Itami Sordo, ginecobstetra, también enfatizó la urgencia de capacitar al personal médico y sensibilizarlo para eliminar los prejuicios que incrementan el riesgo de muertes maternas. Señaló que ninguna mujer debería morir por no tener acceso a un aborto seguro, que debe contar con la infraestructura, los medicamentos y el personal capacitado necesarios.
Itami hizo un llamado a tratar el aborto como cualquier otro problema de salud, sin cuestionamientos ni barreras que puedan poner en peligro la salud de las personas gestantes. En este sentido, destacó la importancia de tratar el aborto seguro como un servicio médico, eliminando cualquier obstáculo que pueda generar complicaciones en la salud de las mujeres.
Guadalupe Monserrat Cárdenas Cruz, psicóloga en Michoacán, un estado que recientemente despenalizó el aborto, también hizo un llamado a tratar este tema como un servicio de salud. En las universidades, sugirió que se debería abordar el aborto con una visión de salud pública y un enfoque basado en derechos, para así eliminar la idea de que el aborto es un delito.
Georgina Díaz Orozco, ginecobstetra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), destacó que el sistema de salud público sí puede brindar este tipo de servicios sin prejuicios ni estigmas. Ella fue responsable de implementar la primera sala “Código Mariposa” en el Hospital de Maternidad en Guadalajara, Jalisco, para personas que han vivido un aborto.
Sin embargo, Díaz Orozco también resaltó que la calidad de los servicios en algunos estados no sirve de mucho si el estigma persiste. A pesar de los avances en ciertas regiones, todavía existen historias de terror relacionadas con la estigmatización del aborto, lo que pone en peligro la salud y la vida de las personas gestantes.
Las profesionales de la salud coincidieron en la necesidad de eliminar los plazos establecidos para el aborto, ya que estos plazos limitados representan un peligro para las mujeres más vulnerables. La demora en la atención puede llevar a las personas a buscar procedimientos inseguros, lo que incrementa el riesgo de complicaciones.
Figueroa subrayó que las personas que legislan sobre el aborto lo hacen desde sus propios prejuicios, moralidad y creencias religiosas. Consideran que las 12 semanas deben ser el límite para interrumpir un embarazo, pero, según Figueroa, este límite no tiene base científica. Las conexiones neuronales no se establecen hasta las 24 semanas, lo que hace que interrumpir un embarazo más allá de las 12 semanas no implique ningún daño adicional.
Por lo tanto, el personal de salud en México sigue luchando por un enfoque integral y libre de prejuicios en el tratamiento del aborto. La urgencia radica en garantizar que el aborto se reconozca como un derecho y un servicio de salud, sin barreras legales ni sociales que pongan en riesgo la vida de las mujeres y personas gestantes.